El mantel de Coria (Extremadura)
En la villa cacereña de Alconetar, a orillas del río Tajo, los
caballeros templarios edificaron una fortaleza sobre las ruinas de un templo
romano. Allí se custodia, entre otros objetos” milagrosos”, un mantel que, al
conjuro de determinadas invocaciones, se llenaba prodigiosamente de todo tipo
de manjares. Tras la disolución de la Orden del Temple, se descubrió en el
subsuelo de la catedral vieja de Coria (Extremadura) una reliquia que ,la
iglesia afirmaba era el mantel empleado durante
la Última Cena. ¿Se trataba del mismo objeto custodiado por los templarios en
Alconetar?
Con estas palabras comienza un artículo escrito por el escritor Rafael
Alarcón Herrera y publicado en la tirada mensual de la prestigiosa revista Más Allá.
Sabemos que las iglesias templarías solían custodiar objetos de índole
reliquiosos, citando que en la vieja y negra España, el Temple poseyó Santas
Espinas en Soria y Valencia, fragmentos mágicos de la Vera Cruz en Caravaca
(Murcia), Ponferrada (León) y en Zamarramela ) Segovia, así como algunos
cuerpos incorruptos de caballeros templarios como San Millan el Labrador
(Cebolla, Toledo), Fray Guillén Durán (Girona) o Sant Pelegri (Lleida), siendo
sin duda su reliquia más importante el Mantel de Coria o de la última Cena
custodiado en la actualidad en la Iglesia de Coria (Extremadura), recordando
también que,, por ese pueblo pasaba la famosa Vía de la Plata, famosa por su gran
orientación litúrgica y vía elegida por órdenes militares para sus peregrinaciones
a Santiago de Compostela, en cuya vía , las órdenes exponían dichas reliquias
por las que recibían donativos, en las cuales se encontraba el famoso mantel.
En 1213, tras la batalla de Las Navas de Tolosa, la reliquia del
Temple, gozó de fama obteniendo así un peregrinaje de devotos que incluyeron el
camino hacia Coria (incluyendo la Vía de la Plata) dentro de su camino de
peregrinación hasta Finisterra como lugar de paso obligado.
Tras la desaparición de la orden del Temple, la fama de sus reliquias
(incluida el mantel) cae en desaparición, siendo recatada en 1403, de la mano
del obispado de Coria, construyendo posteriormente, en 1495, un relicario en la
Catedral así como una capilla en 1496. Este relicario se trataba de 16 objetos
medievales de los que sólo tres disponían de culto propio, siendo, la Vera
Cruz, la Santa Espina y el Mantel de la Sagrada Cena.
Cuentas los escritos que, en una bula expedida por Benedicto XIII
(1404), informaba de la ubicación de dicha reliquia mágica para algunos y que fue
descubierta tras las obras de la construcción de un nuevo edificio en la
Iglesia, que posteriormente ha sido elevada a Catedral, en el S. XIV y que se
cree que fue escondida por la amenaza árabe en el S.VII o la amenaza Almohade
el S.XII.
Las tradiciones cuentan que la reliquia fue llevada a Roma por Santa
Elena madre del emperador Constantino, y que, desde allí pasaría a formar parte
del tesoro de Carlo Magno (emperador del Imperio franco, enterrado en la
iglesia de Aquisgrán (centro político más importante de Europa durante la
dinastía carolingia)) y que éste la transportó hasta Extremadura, donde la
hallaron los Templarios al tomar posesión de Alconetar en 1167.
Se recoge en escritos, que esta reliquia era sacada en procesión en
tiempos de sequía alta y que surtía efecto, según las crónicas recogidas de
entonces (S.XVII).
Según una publicación recogida en el diario abc de 2011, científicos estadounidenses y españoles analizaron la
autenticidad de dicho “mantel sagrado”, aportando que tras unos pertinentes
análisis, el tejido del mantel es de lino puro y que coincide con los mantos de
oración del pueblo hebreo de entonces, denominados “talit”, confirmando la ciencia que lo que la tradición dice sobre
la reliquia es cierta ,y que el mantel es perfectamente coherente con el tipo
de tejido, textura y el tipo de lino usado en Palestina en el S.I lo que viene
a aportar autenticidad en su antigüedad, destacando que, la Iglesia Católica no se ha pronunciado al
respecto ,según , el artículo recogido en el diario abc.
Siendo por todo ello, de suma importancia, destacar que es ésta una
reliquia única en el mundo, no existiendo otra con la misma referencia al
pasaje bíblico, recordando que de otras muchas reliquias (sábana santa por
ejemplo) existen gran cantidad de ellas, lo que como bien he comentado con
anterioridad, la hace aún más importantes en materia arqueológica.
Pues bien, con todo lo anteriormente expuesto solo me queda añadir a
modo de reflexión que, fuera cual fuese la verdad que oculta dicho objeto, es
mención no solo de estudio profundo, si no de saber que existe, observarla,
entenderla y , lo más importante, escucharla como creamos más conveniente.
*Para más información consultar El
mantel de la Sagrada Cena, por Rafael Alarcón Herrera
Antonio Hedrera Lara
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