La honestidad de la Iglesia
Ya desde la más remota antigüedad, el ser humano estuvo sometido a un ser divino y creador,los dioses,los exvotos, los dioses del islam,griegos,egipcios,fenicios,visigodos,etc....
hasta llegar a la más extendida en el día de hoy en el planeta Tierra,estamos hablando del Cristianísmo,esa religión que llevó el terror a todo lugar al que llegaba y degradaba a todo ser que alcanzaba,humano o animal.Ya desde su comienzo en la panínsula y desde su asentamiento en Santiago como lugar y corriente religiosa importantísima para esta religión,el cristianismo ha ido siémpre persiguiendo lo mismo,la incultura del pueblo,así como sus tierras y sus bienes.Pero no contentos con todo eso, también quisieron su alma y su ser.La Iglesia fue ,siempre lo ha sido y siémpre lo será, un instrumento armado del feudo.
Hoy nos hemos levantado con una noticia que recoge el diario una noticia sobre el aborto,y voceada por el obispo de Córdoba,""que el aborto ha matado a mas personas que la guerra"".Si se refiere a las cruzadas estoy de acuerdo con el obispo,tiene mí respeto.
Hay fuentes literarias que recogen,que en la antigüedad las monjas de los conventos daban a luz albortos y con las aguas de la mujer santificaban a dichos albortos con el cual acto quedaban libres de pecados las monjas,pero claro eso no era alborto.
También se recoge que ""Ya por el siglo XI, en época de cruzadas,a las personas en su lecho de muerte,el clérigo que le daba su último adiós,le pedía sus dones y legados"".No recogen la eutanasia como un derecho al moribundo pero dejarlo frito de bienes,eso no es eutanasia no.
Sobre el tema del celibato,se tiene que recalcar que "" había clérigos seculares que habían ido a América en busca de fortuna o de prebendas,estos clérigos entendían el celibato al pie de la letra,es decir,lo prohibido era contraer matrimonio pero no obstaculizaba mantener contacto carna con las mujeres.Ya en la antigüedad la iglesia promulgaba la promiscuidad.
Por eso yo soy de la opinión de que antes de hablar,hay que saber de lo que se habla.
Antonio Hedrera Lara
